miércoles, 23 de mayo de 2012

Andén


Un instantáneo reflejo rojizo como una herida en el cielo del ojo. 
Tus andares, bueno, es el verano sacudiéndose algo que todos recogemos.
Y esas sandalias trepando hacia la rodilla, beben el sudor de tus pies lácteos.
¡Mírame mírame mírame! ahora que parece que te has detenido o el mundo te ha dado alcance,dejaré de lado el procedimiento habitual de adivinarte edad, origen, habilidades…Nada importa y es tanto el consuelo de ver tu pelo pajizo en cola como un chorro de cereales, tanto el consuelo de tus brazos por los que han circulado caracoles y…¿no vas a mirarme?...
Si, aquí llega tu tren, desconocida…este viento subterráneo que hace piel de tu vestido rojo, soy yo.
Si si si, soy yo afinando tus riñones, ahuecando tu ombligo, envasando al vacio tu sexo y tus muslos…Desconocida…¿que harán con tu cara cuando seas recordada por ese extraño al final del día?

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